A través de plataformas digitales se reunieron durante cinco sesiones
¨Feminarios: taller de conservación de patrimonio feminista¨ fue el nombre de la primera experiencia de taller virtual realizada por el Área de Conservación y Patrimonio del Archivo Central Andrés Bello de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile. Esta instancia se desarrolló en el marco de la exposición ¨Mujeres Públicas¨ de la Sala Museo Gabriela Mistral, espacio de exhibiciones patrimoniales al interior de la Casa Central de la Universidad de Chile, que ha continuado con sus actividades de manera digital en el contexto de la emergencia sanitaria.
Inspiradas en la publicación “Feminarios” de Julieta Kirkwood, donde la autora aborda las dificultades que existen para hablar de la historia del feminismo a causa de la falta de materiales que den cuenta de su historia, las funcionarias del Archivo Central Andrés Bello, las conservadoras-restauradoras Loreto Millar y Katherine Gana, la biotecnóloga Marcela Gómez, la encargada de difusión de Sala Museo y activista lesbofeminista Andy Co, junto a la encargada de Educación Nathaly Calderón, dictaron un taller de cinco sesiones donde abordaron contenidos para comprender el significado de la conservación y la restauración, valorar la importancia de la conservación de bienes que representen la historia de las mujeres y promover la reflexión sobre la biografía personal y colectiva entre mujeres.
Las tres conservadoras que conforman el Área de Conservación y Patrimonio comparten ideas respecto del patrimonio no oficial, el patrimonio familiar y el de las comunidades, respecto de que muchas veces no está representado en los espacios patrimoniales y es escasamente validado dentro de la historia oficial. De acuerdo con Loreto Millar, coordinadora de ACP, el equipo siempre ha creído que el patrimonio de las comunidades es importante, tiene voz y es trascendente para todas las personas que conviven con ella. Por eso mismo, también requiere atención y cuidado, tanto desde la puesta en valor como desde la conservación:
¨¿Por qué las comunidades no pueden disponer de herramientas que les permitan cuidar lo que consideran valioso? esa pregunta nos tensiona y nos lleva a buscar instancias de solución. Esto, como idea base, nos hizo confluir entre conversaciones de área y de café, como conservadoras y también como mujeres, en lo que ocurre con el legado que nosotras dejamos a nuestras familias o a nuestros cercanos, incluso a organizaciones o colectivos. Una de nosotras lleva un activismo muy potente que se refleja en su participación en un preu trans, entonces vemos in situ cómo ella desde ese activismo deja mensajes, acciones, objetos que son trascendentes para el presente y futuro. La llegada (en 2019) de un conjunto de documentos pertenecientes a Alejandra Farías nos hizo reafirmar estas ideas y pensamos que tal como en el caso de ella, deben haber miles de mujeres que crean su propio patrimonio, como un vestigio del pasado que habla de luchas y lecciones para el futuro. Ahí hay algo que evidentemente había que conservar y como hablamos de patrimonio no oficial, creemos que es interesante y positivo que las mujeres tengan herramientas propias para cuidar lo que les pertenece¨.
Desde el punto de vista de la conservación, es en las diversas materialidades del soporte papel donde se puede encontrar una parte importante de la historia de las mujeres y por lo mismo debe ser atesorado y valorizado. De este modo, el taller abordó la relación entre las mujeres y los objetos preciados de sus biografías y de las organizaciones que escriben su historia mediante la documentación de su sentir, pensamiento y experiencias. De este modo, la convocatoria se orientó a personas pertenecientes a organizaciones comunitarias y/o sociales de todo tipo, cuya historia, acción y trabajo estuviera orientado desde mujeres y para ellas, considerando que las trabajadoras, las dueñas y proveedoras del hogar, las que han decidido unirse y crear colectivos feministas o sencillamente aquellas que luchan a diario desde sus personales trincheras, quedan ajenas a espacios que podrían aportar a compilar y documentar sus saberes, emociones, percepciones, filosofías, etc. El equipo de trabajo esperaba encontrarse con participantes con un recorrido, no sólo desde el feminismo, sino también desde las iniciativas sociales y culturales en sus comunidades. ¨Pensábamos que ellas ya vendrían con una idea fuerte respecto a que lo que tenían en su resguardo (cartas, fotos, panfletos, boletines) era importante y valioso. La verdad es que nos sorprendimos con las historias de vida y activismo, nosotras aprendimos mucho de ellas y era hermoso notar que el gesto de ellas, de guardar todo lo que tuviese relación con la lucha feminista, era porque sabían implícitamente que se trataba de material valioso y que podría ser de mucho aprendizaje para las mujeres en el futuro¨.
La realización de la actividad se desarrolló a través de reuniones semanales en línea, modalidad a la que hemos tenido que adecuar la extensión de la Sala Museo debido a la crisis sanitaria en curso, lo que plantea oportunidades y dificultades para conectarse con las comunidades. Para el equipo de Conservación, la dificultad más grande fue dictar un taller que requiere de la presencia física y el contacto con los materiales usados en los procesos de conservación que realizan. ¨Después de la teoría, siempre es necesario palpar los objetos y materias que se utilizan para proteger las piezas, de lo contrario, cualquier contenido se vuelve abstracto y es complejo llevarlo a la realidad ̈. Pero observando los aspectos positivos que surgen de esta forma de contacto con las comunidades, Loreto señala que impuso ¨el desafío de llevar las clases hacia un trabajo pedagógico más visual (usamos probetas para carpetas que se pudieran ver desde la webcam, entre otras cosas). La potencialidad de trabajar en línea es que pudimos conectarnos con compañeras de todo Chile y también México, fue maravilloso sentir que podíamos hacer extensivo este taller y que la barrera física se diluía, permitiendo aprender de nuevas experiencias y otras miradas¨.
El equipo espera repetir la experiencia en el futuro, recogiendo los aprendizajes que esta versión les dejo, pues como primer taller fue la instancia donde pudieron identificar las dificultades que podrán subsanarse en una nueva versión. En este sentido, el equipo completo de facilitadoras se sienten agradecidas de la paciencia, amabilidad y comprensión mostrada por las participantes ante los obstáculos impuestos por la distancia. Loreto Millar recalca, que ¨fue una experiencia hermosa y que nos hace reforzar como área y como mujeres, todas esas conversaciones, ideas e inquietudes: no por considerarse el tesoro de una mujer, un objeto “no para museo” significa que no es relevante para todas nosotras, las comunidades y las colectivas feministas también tienen su patrimonio propio y todas las habilidades y sensibilidades para cuidar de ellas¨.
De este modo dimos cierre a la primera versión de un taller que sostiene que la conservación como disciplina cumple una labor social, pues trabaja para que la comunidad pueda hacer suyo el patrimonio que les pertenece, sin que se degrade o se pierda. Una instancia que le permitió al equipo y a las participantes llevar a la acción aquellas ideas y sentimientos movilizados por las ganas de cuidar los preciados materiales de la historia de las mujeres.