Conozca las bases de postulación al Programa de Pasantías 2019 que realizaremos en conjunto con la Universidad Abierta de Recoleta

Ya tenemos disponible la información para quienes quieran participar de esta experiencia

“Archivos y patrimonio cultural para la memoria histórica colectiva”

Programa de pasantías. Universidad de Chile y la Universidad Abierta de Recoleta.

Este curso en modalidad de taller, tiene por objetivo compartir la experiencia de trabajo desde los saberes, las prácticas y la experiencia pedagógica que el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile ha desarrollado con su programa de pasantías desde el año 2011 a la fecha.

Basados en una metodología de investigación-acción, queremos realizar una indagación colectiva, cuyo objetivo general sea promover conciencia sobre el valor histórico que tienen los distintos registros materiales o inmateriales calificados como patrimonio por las organizaciones sociales de la comuna de Recoleta. Para ello, los(as) participantes podrán conocer herramientas del trabajo patrimonial, con la finalidad de que inicien un proceso de valoración de sus propios conjuntos materiales. 

Entendemos como patrimonio la cualidad que resulta de un proceso de “patrimonialización”, es decir, de valorización de materiales representativos de un tiempo y espacio significativo, de aquello que representa las condiciones de producción material y discursiva que dieron sentido a la existencia histórica del objeto analizado, provocando reacciones en nosotros al tensionar e interrogar nuestras convicciones, produciendo emociones y cuestionamientos sobre quiénes somos y cómo vivimos. 

Este proyecto se plantea como una apuesta experimental que permite discutir la idea tradicional de archivo institucional, la noción de patrimonio y memoria colectiva. Se propone llevar a cabo sesiones de trabajo basadas en el diálogo, la reflexión y la aplicación de saberes interdisciplinarios. 

Convocamos a personas interesadas en el resguardo de la memoria histórica y que pertenezcan a una organización social de la comuna de Recoleta. Esta convocatoria está abierta a quien posea una mente pluralista, creativa, dialogante, receptiva y con inquietudes múltiples para enfrentar desafíos. A quien tenga vocación de servicio, constancia, sea respetuoso/a y capaz de organizar trabajo en equipo. Tenga deseos de aprender nuevas metodologías y energías para resolver problemas demostrando compromiso y tenacidad.

Si le gustaría participar de esta pasantía, debe enviar una carta explicando el interés por realizar el programa con una breve presentación personal y de la organización a la que pertenece a los siguientes correos:

archivo.central@uchile.cl

uar@recoleta.cl

Puede descargar el documento con las bases de postulación, aquí

Laura Bustos, escritora niña: Patrimonialización de la infancia. Silencios del pasado y del presente

El Segundo Foro Mujeres Públicas se realizó en la Sala Museo Gabriela Mistral
En el marco de la exposición “Mujeres Públicas” de la Sala Museo Gabriela Mistral, el Archivo Central Andrés Bello de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, junto al Diploma de Extensión Literatura para Infancia, Adolescencia y Juventud de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, realizaron al Segundo Foro “Laura Bustos. Escritora niña: Patrimonialización de la infancia. Silencios del pasado y del presente”, que el pasado 24 de julio.

En esta instancia participaron Francis Valverde, Directora ejecutiva de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas y experta en Derechos Humanos y Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Natalie Guerra, historiadora e investigadora, parte de la dirección de estudios de la Subsecretaría Nacional del Patrimonio y Francisca Mellado López y Antonia Ramírez Mora, estudiantes de 8° básico del Liceo 1 Javiera Carrera, miembras de la organización ¨Javierinas por el Patrimonio¨. La conversación fue moderada por Anahí Troncoso, coordinadora del Diploma de Extensión “Literatura para Infancia, Adolescencia y Juventud” y candidata a Doctora en Literatura de la Universidad de Chile.

La discusión planteada en el foro trató en torno al lugar que han ocupado y ocupan los niños y niñas en la sociedad, problematizando las nociones de niñez a partir de distintos ejes y disciplinas, tales como la literatura, el patrimonio y el género. El debate se impulsó a partir de dos piezas que forman parte de la exposición de Mujeres Públicas: Rimas de Laura Bustos (1898), publicación de fines del siglo XIX con poesías creadas por una niña de 12 años que murió producto de la enfermedad de la tuberculosis, y el cuento versificado Caperucita Roja (1924; 1945) de Gabriela Mistral. A partir de estas obras y su rescate, se propuso una conversación en torno a la invisibilización, violencia y el silenciamiento que tradicionalmente rodea a la infancia, especialmente a las niñas. 

Las invitadas discutieron en qué medida la literatura para niños y niñas, junto al patrimonio de la infancia, han contribuido a mantener nociones sexistas y conservadoras de la niñez, así como sobre las posibilidades y experiencia que nos permiten reconocer que, por el contrario, han colaborado también con la subversión y transformación de dicho campo, impactando no sólo en las miradas que tenemos sobre la niñez, sino también en las posibilidades concretas de desarrollo y desenvolvimiento de los niños y niñas en nuestra sociedad. Fue muy significativa la presencia de Francisca y Antonia, quienes aportaron a la discusión desde su propia visión y experiencia como mujeres adolescentes y estudiantes interesadas en temas patrimoniales. 

En los textos que motivaron la conversación, así como en otros soportes culturales del pasado y del presente, se ha sostenido un imaginario acerca de las niñas que las representa atentas a las necesidades de los otros, bondadosas y obedientes. Las invitadas discutieron si esos imaginarios persisten en nuestra sociedad y en las producciones culturales actuales, dando cuenta de las transformaciones y las permanencias a partir de sus trabajos e investigaciones. Luego, se reflexionó en torno a la noción de Patrimonio Infantil, destacando en la conversación las dificultades existentes para su definición y las posibilidades de que opere como un espacio de reproducción de los mandatos de género que han invadido a la niñez. Para las participantes el patrimonio puede ocupar un lugar de perpetuación de estereotipos de género, especialmente cuando es definido desde un punto de vista adultocéntrico, pero tiene posibilidades subversivas en la medida que se abre a la voz, el conocimiento y la experiencia de los niños y niñas. 

Fue una actividad que nos invitó a reflexionar sobre la violencia experimentada por niños y niñas, las formas en que los estereotipos impactan la niñez y los desafíos que se plantean al campo patrimonial.

Revise la nota de prensa en el portal de la U. de Chile, aquí

Despedimos a Patricia Liberona, ex-funcionaria del Archivo Central Andrés Bello

Enviamos nuestras más sentidas condolencias a sus familiares y seres queridos
Patricia Liberona fue funcionaria de la Universidad de Chile, se desempeñó como bibliotecaria del Archivo Central Andrés Bello y en 2013 recibió la medalla ¨40 años de servicio¨ en honor a su trayectoría como trabajadora de esta casa de estudios. Lamentamos informar sobre su fallecimiento, ocurrido el pasado domingo 21 de julio, y comunicamos nuestro sentido pesar por su partida. 

La recordamos, rememorando sus palabras al ser homenajeada por sus años de servicio:

“Nunca pensé que iba a cumplir 40 años, con todos los remezones que ha sufrido la Universidad. Imagina que entré con el Gobierno de Allende y tuve que vivir luego años difíciles tras el Golpe de Estado, yo creo que con eso resumo lo que tuvimos que vivir quienes fuimos parte de la Universidad de Chile en esos años”

Revise el programa del Taller ¨Conversaciones latinoamericanas sobre libros y archivos¨

El jueves 18 y el viernes 19 se encontrarán especialistas del libro y la lectura

Taller.  

“Conversaciones latinoamericanas sobre libros y archivos”

Sala Museo Gabriela Mistral. 

Casa Central de la Universidad de Chile. 

Av. Bernardo O‘Higgins 1058.  Santiago. 


Jueves 18 de julio de 2019

9.30. Bienvenida de los asistentes. 

10. 00- 12 hrs: 

Leonardo Guedes Marrero. Libreros y editores en el entresiglos: Antonio Barreiro y Ramos y Francisco Vázquez Cores (1871-1913). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UdelaR. Centro Regional de Profesores del Centro sede Florida, C.F.E. de Uruguay.

Alejandra Torres Torres.  Colecciones populares y archivos (1913-1973).  Departamento de literaturas uruguayas y latinoamericanas. Facultad de Humanidades y ciencias de la educación. Universidad de la República de Uruguay

12- 12.30. Pausa. 

12.30- 14.30:

Ana María Agudelo Ochoa. Del periódico a la colección: el caso de Lecturas populares de El Tiempo (1913-1915). Universidad de Antioquia (Colombia)

Paula Marín. Editoras colombianas del siglo XX: la entrevista como archivo vivo. Instituto Caro y Cuervo. Colombia.

14. 30: Almuerzo.

16:00  Recorrido mediado. Exposición Mujeres públicas. Sala Museo Gabriela Mistral. Universidad de Chile. 

18:30: Lanzamiento del libro. Ellas editan. de las autoras Margarita Valencia y Paula Marín. Presenta: Claudia Montero y Paula Marín.

Viernes 19 de julio


10. hrs- 12 hrs. 

Catalina Salvo y Loreto Millar. Archivos como relatos de vida: consolidación de la “Donación Justicia Espada” mediante su descripción y conservación. Archivo Central Andrés Bello. Universidad de Chile.

Tomás Cornejo C. Recolectar, nombrar, clasificar: la formación de archivos de la cultura popular en América Latina (1890-1930). Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. 

 Ariadna Biotti S. Experiencias de archivo para una historia cotidiana del libro y de lectores sin nombre propio. Santiago, 1663-1888. Archivo Central Andrés Bello. Universidad de Chile. 

Inscripciones abiertas para el Taller ¨Pedagogía Feminista¨

Durante el segundo semestre se realizará esta actividad en la Casa Central
La facilitadora Alejandra Farías Köhnenkamps, es Licenciada en Literatura de la Universidad de Chile, Gerontóloga Social y Educadora Popular, durante la década de los ochenta se desempeño como coordinadora del Programa de Talleres y de Actividades Culturales de la Casa de la Mujer La Morada. Fue productora, locutora y columnista de la Radio Tierra, primera Radio Feminista en Latinoamérica. Formó parte del Colectivo de Mujeres Feministas Albórbola y en la Casa Sofía de Cerro Navia creó una metodología de alfabetización específicamente diseñada para mujeres. 

En esta oportunidad nos invita a conocer y reflexionar sobre las estrategias de formación didáctico-pedagógicas provenientes del movimiento feminista de los años ochenta e identificar  el impacto y las consecuencias que la reflexión sobre los procesos educativos entre feministas tienen en la política feminista y su potencialidad transformadora. 

El taller está orientado en primer lugar a estudiantas de la Universidad de Chile que se hayan movilizado en torno al llamado mayo-feminista de 2018, pero también pueden postular mujeres interesadas en pedagogía feminista y que se hayan movilizado en otros espacios. Serán 7 sesiones que se realizarán en la Casa Central de la Universidad de Chile desde el jueves 1 de agosto al jueves 12 de septiembre de 18.00 a 20.30 horas.

Si te interesa participar, debes enviar una carta de intención,con una breve presentación personal donde se detalle su experiencia en actividades del movimiento estudiantil, de mujeres y/o feminista  y su interés por participar del Taller. Recibiremos postulaciones hasta el 24 de julio de 2019. Las cartas deben ser enviadas a los siguientes correos: alefarias@u.uchile.cl y extension.ab@uchile.cl.


Para conocer más detalles del taller, puede revisar el programa aquí. 


Conociendo el Taller Técnico del Archivo Central Andrés Bello

Por Javiera Barrientos, investigadora del libro

El Taller Técnico, heredero del antiguo Taller de Encuadernación e Imprenta, funciona hoy en el subterráneo del Archivo Central Andrés Bello y cuenta con maquinaria y herramientas históricas para la impresión tipográfica y la encuadernación semi-industrial que lo transforman en uno de los pocos espacios de estas características en Chile. Imprentas manuales Hidelberg, guillotinas Krause, chibaletes tipográficos, cosedoras Brehmer, prensas y pestañeras de encuadernación conviven con la Unidad Gráfica y Digital como testimonio de la actual relación entre tecnologías análogas y digitales. 

Hoy, a cargo del encuadernador Cristián Castro, el Taller Técnico tiene como tarea confeccionar contenedores de conservación necesarios para el depósito adecuado de las colecciones patrimoniales de AB, como sobres, carpetas y cajas de conservación; así como trabajos independientes para otras áreas de la Universidad e instituciones externas. También ha incorporado la creación de soportes museográficos para muestras y exposiciones. Este espacio, a la vez archivo de la producción gráfica de la Universidad de Chile, busca rescatar y revalorizar oficios y prácticas de reproducción y confección como la encuadernación manual y las artes impresas.


La investigadora del libro, Javiera Barrientos, entrevistó al Sr. Castro en su lugar de trabajo y a continuación compartimos con ustedes esa conversación:


Transcripción Entrevista de Javiera Barrientos a Cristián Castro

Taller de encuadernación 


¿Cuándo llegó usted y cómo era el taller en ese tiempo? 

Yo llevo aquí 24 años, voy a cumplir 24 años. Por casualidades de la vida.


¿Qué edad tenía? 

Debo haber tenido 24 años. Y llegué a atención de público a trabajar en la sala de lectura. Aprendí un poco de cómo guardar los libros y la documentación que también tiene un orden muy puntual en cada espacio del Archivo. Había que conocer un poco de catalogación para saber qué significaba el número del marbete. Un tiempo después, el jefe de acá del Taller de encuadernación…


¿Cómo se llamaba? 

Juan Vega. Él se iba a jubilar entonces me pidió si yo quería aprender el tema de la encuadernación y si quería venirme al taller. A mi obviamente me gustó la idea porque siempre me gustó trabajar con las manos y siempre he creído que tengo habilidades con mis manos. Y veía que este era un trabajo totalmente artesanal, a pesar que todos los encuadernadores, prensistas, doradores, tipógrafos venían de la Escuela de Artes Gráficas en ese tiempo. La encuadernación era un oficio y cada uno se especializaba en encuadernación, dorado, coser el libro a mano, a máquina.


¿Cuántas personas trabajaban aquí en ese tiempo? 

Trabajaban cinco personas. 


¿Cada una cumplía una función específica? 

Exacto. Había un cosedor de libros—este taller de encuadernación se pensó para restaurar los libros de la Biblioteca Central, como se llamaba antiguamente, y todos los libros que se reparaban y se reencuadernaban salían de acá. Por eso te comentaba que las reencuadernaciones que hacíamos de los libros no tenían que ver con una colección en específico. Si traíamos mucho jaspe de un color había que sacarle provecho, no había un color por colección. El libro llegaba al jefe de taller, luego pasaba al Jorge que desarmaba el libro, después pasaba a Ramón que cortaba los libros, los limpiaba, si había que estandarizarlos para simplificar el trabajo lo hacía, después se pasaba al encuadernador que era Juan Vega y a mí, que en esa época lo estaba ayudando, y finalmente al dorador. Se terminaba el libro con el dorado y luego volvía a la sala de lectura, volvían a ponerle sus marbetes y se iban al Fondo General o volvían a cada sala de cada colección. Ese era el trabajo de acá. Fuera de todo lo que se hacía con las tarjetas de visita, las invitaciones, que todo se entregaba por mano, las invitaciones a las actividades organizadas por la universidad se mandaban a hacer a las imprentas tipográficas de acá. No existía la tecnología que existía ahora que mandan todo por correo. Antiguamente la rectoría tenía su gente de despacho, había una persona en un vehículo que salía a repartir las invitaciones a las facultades y los departamentos de la Universidad, a la Moneda, a todas partes donde se quisiera hacer llegar una invitación por mano. En esa época la Vicerrectoría de Extensión no existía, pero sí comunicaciones. Títulos y grado existía acá, también Jurídica. También se hacían tarjetas de visita, los diarios oficiales se encuadernaban mandados a hacer por la Rectoría, Pro-rectoría y Comunicaciones. Se utilizaban las prensas grandes porque era un tema encuadernar los diarios oficiales por su tamaño. 


¿Y en ese tiempo había taller de restauración? 

Sí había, pero funcionaba por proyecto. El laboratorio de creo en el tiempo en que estaba Antonia Rebolledo. Ahí se empezó a trabajar con proyectos de la Fundación Andes, la Fundación Neruda, la Biblioteca Nacional. La Fundación Neruda mandaba sus libros, acá se encuadernaban en cuero y se devolvían a la Fundación. Se ganaban proyectos Fondart. Se trabajaba bastante con las Facultades. Las bibliotecas mandaban a hacer sus propios libros acá al taller. Se trabajaba bastante con la Biblioteca Nacional, con el Archivo Nacional.


¿Cuál era el vínculo entre la Biblioteca Nacional y el taller de encuadernación? 

Se trabajaba mucho con la Sala Medina: cajas de conservación. Había un señor, Mario Monsalve, que mandaba muchos libros y se pedían muchas carpetas y cajas. Para el Archivo Nacional también se hacían cajas y carpetas de conservación. Pensando en cajas de conservación no tan elaboradas como las que se hacen acá hoy en día. Era el mismo formato, pero en esa época no se compraba papel libre de ácido, no se utilizaba PVA. Trabajábamos con lo que teníamos. A veces ellos escogían en color y lo estandarizaban de acuerdo a sus propias colecciones. También se trabajó para el Congreso, para La Moneda. Se hizo un libro para el Vaticano, muy bonito. 


¿Ah sí? Cuénteme de eso. 

Para el Vaticano, los dominicos tenían que entregarle un documento al papa y necesitaban una carpeta en cuero con el cuño de la orden. Eso se lo mandaron al papa. También vino un señor que tenía un libro que iba a llevar a Alemania a una exposición y antes de irse pidió que se lo restauraran. Era un libro grande en tamaño mercurio, en pergamino y escrito a mano. Estaba escrito en latín, un latín muy antiguo que, aunque vino un profesor, Carrasco creo que se llamaba, de la Facultad de Filosofía a ver el libro, no pudo descifrarlo. Decía que había cosas que no le cuadraban porque el latín que había era demasiado antiguo para lo que él sabía. 

No pudieron saber lo que era. 

Sí sabíamos que era un libro religioso. 


¿Y te acuerdas de qué tamaño?

Tamaño mercurio, como los diarios de ferrocarril. Cada pliego que tenía, cada inicio de hoja tenía una A dibujada a mano con dibujos. Luego terminaba ese pliego, empezaba la otra hoja y había una nueva letra ilustrada. Nos dimos cuenta que ya le habían robado un par de hojas y él no se había dado cuenta. Lo que hacían era que, con un bisturí, cortaban todo el pliegue y se metían la hoja en las mangas. Así se robaban las hojas de los libros. Calculamos que le habían sacado tres hojas ya. Se le hizo una restauración: se desarmó el libro, se restauró y se volvió a armar de nuevo con el mismo material que tenía y se le hizo una caja. 


¿Y en qué consistió esa restauración?

Desarmar el libro, costuras nuevas, hacer los cuadernillos nuevos. Hacer cuadernillos de pergamino que se compró especialmente para el trabajo. Se volvió a armar el documento de nuevo. Se restauraron todas las puntas resquebrajadas que tenía. Se activaron los cueros para que volviera a tener flexibilidad. Le preguntamos por el valor del libro y él dijo que no tenía precios. Que trató de asegurarlo y le dijeron que no había seguros para eso, que era un libro demasiado antiguo y por lo tanto no tenía valor. Para el bicentenario de Chile, la Municipalidad de Santiago nos pidió hacer un documento para guardar en la cúpula de la plaza de armas, que está enterrada. Eso lo pidieron en la rectoría. En ese tiempo cumplía 150 años la universidad y se trabajó con el tema de los sueños. Toda la información que se generó en torno a ese tema se guardó en una caja de conservación con todos los materiales nobles que tenemos acá, papeles libres de ácido, pegamento PVA. Los sobres iban con papeles libres de ácido. Pidieron 50 sobres de sueños de cada persona. Se hizo la caja, se entregó, se selló (porque tenía que ir sellada) y se entregó a la Municipalidad. Eso está guardado en la cúpula de la Plaza de Armas. 


Está buenísimo eso. 

Fue muy bonito ese trabajo.  En cien años más se va a volver a abrir. Recuerdo que había lápiz bic, un cassette, una máquina de afeitar, cosas de este tipo. ¿Otras cosas novedosas? Hemos trabajado mucho para La Moneda, cuando Frei viajaba, por ejemplo. Con respecto al taller, creo que algo importante es mantener el oficio. Lo que yo aprendí de los antiguos encuadernadores, el oficio que se practicaba en esa época, a pesar de no tener conocimiento en nada de lo que era un libro. Aprendí de buenos maestro, de buenas experiencias con ellos. Me gustaría que se activara como taller. Tenemos un taller maravilloso. No hay otro taller como este en Santiago o en Chile. La calidad de máquinas que tenemos. Podríamos hacer clases, porque tenemos los materiales, las máquinas y las herramientas. Es difícil encontrar una pestañera, los espacios, una guillotina, y eso lo tenemos. Los antiguos talleres lo tenían. Hoy es difícil armarse un taller con las máquinas que tenemos acá. Es importante reactivar el taller, buscarle un sentido. El oficio de un encuadernador es traspasar su experiencia. Lo que yo aprendí traspasarlo a las nuevas generaciones, si al final a mí me gustaría que no muriera el oficio, pero entregándole los conocimientos que yo aprendí. A pesar de que cuesta encontrar materiales nobles ahora, de buena calidad. Cueros de buena calidad, aprender el oficio de marmolear papel, trabajar con materiales nobles. 


¿Cuál es la diferencia que ves en la circulación de materiales en el taller hoy? ¿Cómo se articulaba la relación entre quienes suministraban los materiales y el Archivo? 

Es raro porque por una parte tienes más lugares de venta especializados en papeles, pegamento, pero a la vez ya no hay donde comprar cueros. No hay una buena curtiembre que se dedique a los cueros de encuadernación. Por una parte, se abre el abanico de los papeles y los materiales, pero también se cierra la parte de los cueros y pergaminos. Uno como encuadernador tiene que ser más busquilla. 


¿Con qué curtiembre trabajaban antes? 

Con Ezquerra. 


La última vez que fui a Ezquerra el cuero que encontré no estaba tan bueno.

Yo hablé con la gente allá y me contó que tuvieron que cerrar la curtiembre por los olores. Ahora importan el cuero, lo traen preparado y lo tiñen. 


Claro, ya no es curtiembre. 

Solo tienen una sala de venta. Traen los cueros, los planchan, los tiñen. Ya no pueden elaborar cueros por los olores. Ahora que se urbanizó esa zona ya no está permitido. 


Y cuando trabajaban en cuero acá en el taller, ¿rebajaban el cuero ustedes mismos o lo externalizaban?

No, nosotros mismos. Tenemos chaflas o chiflas, descarnadoras de cuero. Esas son herramientas que se heredan. Cuando se jubiló Juan Vega, el jefe de taller, él me regaló su lumbeta y su chifla. La lumbeta está arriba en el Hall principal. Antes llegaba gente con un saco a ofrecer lumbeta hechas del hueso pito que le llaman. Un encuadernador debiera tener unas tres o cuatro lumbetas dependiendo de para qué la va a ocupar. Todavía tengo las lumbetas de Juan Vega y siguen funcionando como el día que me las regaló. Antes se hacía mucho trabajo en cuero. Todas las cosas que están en la Sala Chile, Sala Americana, la Sala Neruda, la mayoría de los libros reencuadernados en cuero salieron de acá. 


¿Podríamos profundizar en cada uno de los oficios que se reunían en el taller?  

Aparte del Taller de encuadernación estaba el Taller de tipografía. Estaba Ramón Díaz, tipógrafo y prensista, a pesar de que había tipógrafos y prensistas por separado. Había unas 18 personas trabajando acá, en el Taller de tipografía trabajaban dos prensistas y dos tipógrafos. Luego los dos cosedores, un cortador que usaba la guillotina, encuadernadores, dos doradores. A la guillotina de acá se le mandó a colocar un motor para acelerar los procesos y luego se volvió a comprar otra guillotina. Imagínate la cantidad de trabajo que había que hubo que comprar otra guillotina. Sería interesante poder recuperar la tipografía de la Universidad, la que ahora está en Sala Museo, porque toda esa información se va a perder. Hay que hablar con Ramón para que se encargue de restaurar la colección y devolverla a su estado original. Ahora él está trabajando como vigilante en el MAC de Bellas Artes. Cuando yo llegué acá estaba don Humberto Giannini, luego llegó Darío Osses, después Manuel Dannemann y Sonia Montecinos. Ella quería desarmar el taller y llevárselo a la Quinta Normal. Los maestros que había en ese momento no fueron capaces de desarmar este taller, por eso no se fue. 


¿No fueron capaces en el sentido afectivo o en el sentido práctico?

La dirección decía que el taller no era rentable. Pero nunca se pensó en tener un taller rentable. Siempre se pensó el taller como parte del proceso de restauración de los libros que se tenían en la Biblioteca Central. Nunca se habló del taller como algo que tenía que generar ingresos. Obviamente llegaban trabajos de afuera que se hacían y traían ingresos, pero no era la lógica de trabajo del taller. De los cuatro que quedábamos aquí en ese momento—Ramón Díaz, tipógrafo; Jorge Valenzuela, encuadernador; Héctor Maulén, dorador y yo, encuadernador—solamente quedé yo. Fue un periodo complicado. Yo llegué acá con la vieja escuela de las artes y oficios; ahora veo un cambio generacional de gente jóvenes que se interesa por estas cosas, por los avances y por la historia del Archivo. Durante mucho tiempo fue difícil convencer a la gente a que se adaptara a los computadores, una persona que toda su vida ingresó información con máquina de escribir, pasarle un computador podía ser complicado. Yo le decía a Ramón que trajéramos computadores y Ramón decía que para qué, que no lo necesitábamos.  Esos cambios se notaron fuerte. Ahora sin un computador no se puede trabajar. 


Acá se ve de modo muy tangible la tensión entre las tecnologías análogas y las digitales. 

A pesar de que las máquinas son muy antiguas, funcionan a la perfección. Hay que aprovechar de sacarles el máximo rendimiento porque no se encuentran en cualquier parte. Es importante mantener las colecciones tipográficas completas.


Es parte de la historia material de la Universidad…

Va a costar mucho recuperar estas cosas. Los tipos móviles se botaban porque se van picando, se desgastan. Cada casillero traía el abecedario completo y eso sería interesante recuperarlo, porque está dentro de la historia de la Universidad, está dentro de la historia del Archivo. La Facultad de Arte hizo un proyecto sobre tipografía, pero imprimieron sus propios clichés. Esta máquina funciona a presión aire-tinta, sacaba un tiraje de 5.000 hojas diarias. ¿Cómo recuperar esta información? Otro tema que se ha perdido es el dorado, el tipo de folia que encuentras para los cueros: folias para cuero, papel, tela, vinilo. Cuesta encontrarlas. Uno va rescatando esos materiales de los talleres de los encuadernadores de antaño que fallecen y cuyos talleres se ponen a la venta, como Santiago Garrido. Así he encontrado bronces, tiralíneas, folias. No quiero soltar el oficio de la encuadernación porque creo que debieran haber más encuadernadores. 


Y ¿qué pasa con el taller hoy?

Hemos ido rescatando material para hacer pequeños tacos, libretas. Hacemos impresión con el área de fotografía, libretas para regalar. Reciclamos documentación y material para actualizar un poco la imagen del archivo junto a la Unidad Gráfica Digital. Ahora tenemos máquinas para despuntar y corchetera eléctrica. Acá podría hacerse un diplomado en encuadernación, aprenderían a hacer libros y cajas de encuadernación de excelente calidad. Acá se puede trabajar a la usanza antigua. 


¿Los telares y otras herramientas se hacían acá en Chile o se mandaban a comprar al extranjero?

Se hacían acá, antiguamente había buenos torneros y se hacían acá. Hoy no se encuentran torneros que hagan hilo interior y exterior. 


¿Acá tienen tipografía de dorado?

No, se usaban las tipografías de impresión. El dorador era muy bueno, pero igual se van reventando las letras, porque no están pensadas para funcionar con calor como las de encuadernación. Hacíamos un buen equipo. Los rectores venían mucho a ver cómo se trabajaba, era un taller que funcionaba, tenías mesones llenos de libros. El jefe de taller no se movía de su oficina. Luego ciertos espacios del archivo fueron desapareciendo, la portería, por ejemplo, fueron cumpliendo su ciclo: revista, fotografía, el taller. Y ahora se empieza a pensar cómo volverlos a la vida.

Recorrido mediado de la Universidad Abierta de Recoleta en Sala Museo Gabriela Mistral

El curso de ¨Introducción a la historia¨ visitó la exposición ¨Mujeres Públicas¨
El pasado martes 25 de junio la Sala Museo Gabriela Mistral recibió al curso de ¨Introducción a la Historia¨ en la exposición ¨Mujeres Públicas¨, una muestra que tensiona el lugar que han tenido las mujeres en los procesos culturales y la complejidad permanente que la idea de lo público supone para aquellas que han sido construidas como mujeres en la sociedad. 

El curso de ¨Introducción a la Historia¨ es parte de la experiencia educativa popular de la Universidad Abierta de Recoleta, en el que participan hombres y mujeres, de edades y procedencias diversas, pero que los une su interés personal por la historia y el pensamiento crítico. Junto con la docente a cargo, Ariadna Biotti, quien además es coordinadora del Área de Investigación Patrimonial del Archivo Central Andrés Bello, y con la participación de la Encargada de Educación del AB, Nathaly Calderón, las y los participantes de la visita recorrieron los distintos espacios de la muestra, dialogaron sobre las formas en que las mujeres se han posicionado en el espacio público y las violencias que han sufrido para conseguir más reconocimiento y participación. 

La historia también se construye revisando el rol de las mujeres y la visita de nuestrxs amigxs de la Universidad Abierta de Recoleta nos permitió a reflexionar y a hacernos preguntas, más que a plantear verdades que se asumen irrefutables.

Homenajeamos la memoria de Margarita Ancacoy Huircán

A un año de su muerte, la recordamos

Hace un año Margarita Ancacoy Huircán, funcionaria a contrata de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, fue absurda y brutalmente asesinada cuando se dirigía a su trabajo.


Como Archivo Central Andrés Bello nos hacemos parte de los homenajes que trabajadoras y trabajadores de nuestra casa de estudios están realizando en su memoria y reafirmamos nuestro compromiso por el trabajo digno. Hoy, la Asamblea de trabajadoras de Casa Central, recorrió las inmediaciones del palacio universitario y la exposición ¨Mujeres Públicas¨ de Sala Museo Gabriela Mistral, con una animita y un lienzo preparados para recordarla.


Margarita no será olvidada por la comunidad de la Universidad de Chile.

AB entrega patrocinios a proyectos de interés patrimonial

Durante los próximos meses se apoyarán iniciativas de puesta en valor del patrimonio
Durante los próximos días muchxs investigadorxs, creadorxs, artistas y gestorxs culturales estarán desarrollando proyectos que buscan apoyo para la postulación a los Fondos concursables del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y/u otros fondos de incentivo para la formulación de iniciativas culturales. Como Archivo Central Andrés Bello apoyamos proyectos relacionados con la puesta en valor del patrimonio, en sus diversas formas y manifestaciones.

Las formas de patrocinio que entregamos tienen tres modalidades: 

a) Proyectos de patrocinio directo (apoyamos tres proyectos al año):

Se consideran proyectos de patrocinio directo todos aquellos formulados íntegramente con colecciones pertenecientes a AB. Estos proyectos pueden ser presentados por investigadores asociados al Archivo, por personas naturales vinculadas a sus áreas de trabajo (Investigación Patrimonial, Información Bibliográfica y Archivística, Conservación y Patrimonio) o por convenios de colaboración vigentes.

Relacionados directamente con las líneas programáticas del Archivo, los proyectos de patrocinio directo tienen como objetivo relevar colecciones de alto valor para la investigación patrimonial, contribuyendo a aumentar los repertorios de lecturas e imaginarios desde una perspectiva contemporánea, con estándares internacionales adecuados y con repercusiones en distintos medios (electrónicos, impresos y de exhibición).

Los proyectos en esta situación deberán considerar la incorporación, en alguna modalidad, de miembros del equipo del AB ya sea en investigación, manejo de colecciones, digitalización, documentación o curatoría. En este tipo de patrocinio el archivo tiene injerencia en las decisiones editoriales y/o curatoriales o de difusión y extensión que se tomen durante la ejecución del proyecto, debiendo existir un acuerdo total con la formulación del mismo antes de ser presentado al concurso respectivo. 

Para la realización de este tipo de patrocinio las partes deben acordar la generación de contenidos de puesta en valor que permitan, a través de las redes de AB y/o de los otros medios de difusión asociados al proyecto, difundir el valor de las piezas conservadas. Esto puede traducirse por ejemplo en la elaboración de fichas patrimoniales. 

Tanto en el caso de personas naturales como de instituciones, estos proyectos se implementan en el marco de alianzas estratégicas y sus productos se entienden como co-ediciones, tratándose de libros y publicaciones, cuando más del 50% del material que permite realizar el proyecto proviene de colecciones del Archivo, o como co-producciones, cuando se trata de productos audiovisuales.

Para poder coordinar todas estas dimensiones de trabajo, es necesario agendar una reunión con el equipo AB escribiendo a: extension.ab@uchile.cl  

b) Proyectos de apoyo indirecto (apoyamos cinco proyectos al año):

Proyectos formulados por personas naturales o jurídicas no asociadas al Archivo Central Andrés Bello, los cuales por sus temas adquieren relevancia para las líneas editoriales de AB. Estos proyectos no comprometen las colecciones del Archivo, no obstante, requieren algún tipo de colaboración, expresada en préstamo de espacios, asesorías en investigación, difusión, trabajos de conservación, restauración y reprografía, entre otros servicios prestados por AB.

En caso de necesitar este tipo de patrocinio, los interesados deben enviar una copia del proyecto para evaluación, acompañado de una carta de presentación en la que se describa la fuente de financiamiento y la línea a la cual se postula, así como el patrocinio solicitado a la institución. Estos documentos deben ser enviados al correo: extension.ab@uchile.cl

c) Proyectos de interés patrimonial (apoyamos un máximo de 10 proyectos al año):

Se otorga patrocinio a proyectos que por sus temáticas, metodologías y resultados constituyan un aporte para la cultura, la ciencia y el patrimonio nacional. Formulados por personas naturales o jurídicas no asociadas al AB, estos proyectos no comprometen al Archivo, sus colecciones ni sus espacios.

En caso de requerirse este tipo de patrocinio, los interesados deben enviar una copia del proyecto para evaluación acompañado de una carta de presentación en la que se describa la fuente de financiamiento y la línea a la cual se postula, así como el patrocinio solicitado a la institución. Estos documentos deben ser enviados al correo: extension.ab@uchile.cl

La Universidad de Chile homenajeó a Roberto Garretón

Celebramos el legado del destacado abogado por los Derechos Humanos
La Universidad de Chile, la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones y el Archivo Central Andrés Bello, rindieron homenaje este 10 de junio al destacado abogado de Derechos Humanos, Roberto Garretón, en una sentida ceremonia con la que se celebró su trayectoria y legado.

Con fuertes y sentidos aplausos fue recibido el abogado y egresado de la Casa de Bello a su ingresó a la Sala Eloísa Díaz, espacio de la Casa Central de la Universidad de Chile en el que se realizó la ceremonia de entrega de la Medalla Rectoral y la firma de la donación que realizó de su biblioteca personal a nuestra casa de estudios. 

Se trató de una instancia llena de emociones, en que Roberto Garretón destacó lo significativo que es para él saber que su biblioteca, producto de todos sus años de trabajo judicial, será resguardada por la Universidad de Chile, quedando así a disposición de los y las estudiantes en el futuro. En su discurso destacó: ¨formar esta biblioteca, que no es la de un intelectual o académico, sino la de un profesional y luchador, fue muy difícil, dado que cuando comencé la defensa de las personas que vieron vulnerados sus derechos fundamentales, este tema no se había desarrollado tanto como ahora¨. 

Como Archivo Central Andrés Bello queremos decir que es un orgullo ser los custodios de un patrimonio bibliográfico y documental que permitirá seguir promoviendo el valor de los Derechos Humanos en la construcción de una vida social más justa y democrática. Las piezas que componen esta donación: folletos, libros, cuadernos de apuntes, entre otros, estarán disponibles para quien quiera adentrarse más en la obra y el legado de un hombre que, valientemente, luchó en las más difíciles circunstancias por defender los derechos fundamentales en contextos donde la vida humana perdió sentido. 

La ceremonia, presidida por el Rector Ennio Vivaldi, contó con la participación de la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran; la vicerrectora (s) de Investigación y Desarrollo, Silvia Núñez; la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Consuelo Contreras; el decano de la Facultad de Derecho, Pablo Ruiz – Tagle; la directora del Instituto de la Comunicación e Imagen, Loreto Rebolledo; el vicepresidente del Senado Universitario, Gonzalo Gutiérrez; y el académico de la Facultad de Derecho y coordinador de la Cátedra de Derechos Humanos, Claudio Nash, que además tuvo la tarea de introducir a las y los asistentes sobre la vida y trayectoria de Roberto Garretón. Asistieron además representantes de organizaciones de Derechos Humanos. 

La Universidad de Chile destacó esta actividad en su portal de noticias. Puede revisar la nota aquí